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15/07/2025 11:19 AM 750 - La mañana con Víctor Hugo

Adrián Stoppelman en "La mañana de Victor Hugo"
Adrián Stoppelman - Actor

RESUMEN: Adrián Stopelman comparte reflexiones sobre el aumento de precios de alimentos y la difícil situación económica, ilustrando momentos curiosos como la falta de concurrencia a una carnicería con descuentos. Comenta sobre sus experiencias al comprar carne y la importancia de encontrar buenos precios en medio de la crisis. Además, aborda la idea del cambio, criticando a quienes proponen transformaciones sin un verdadero compromiso, señalando que muchos conservadores terminan perjudicando a la gente. En su opinión, el cambio debe ser cuidadoso y no llevar a arrepentimientos, destacando la dificultad de regresar a la normalidad tras realizar alteraciones profundas.

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TRANSCRIPCION COMPLETA:
De presentar ahora a Adrián Stopelman, ¿qué taladre cómo va la vida?

Oh, espectacular, ¿qué puede estar fallando? Hablando del IPC, ¿no? Digo, el perejil ¿está contabilizado en el IPC?

El perejil es cada uno de nosotros.

No, claro, pero yo tengo la foto, Dos mil seiscientos pesos el kilo de perejil.

No. Sí. Si te lo daban.

No. ¿Te creíste que te podían regalar el perejil? Blanco y negro.

Te creíste que te podían dar el perejil, diría González Fraga.

Sí, señor. Dos mil seiscientos pesos.

A la puche.

Sí, entonces vos agarrás un poquito, entonces te dicen, bueno, pero es poquito lo que usas como la lechuga, está a seis mil pesos el kilo. Bueno, pero es una plantita. Pero es una plantita, llega a pesar medio kilo, son tres mil pesos. La lechuga capuchina suele ser pesada a veces, hay hay liviana y pesada. Acá, por ejemplo, hay uno que tiene la costumbre detrás todo grande, las naranjas grandes, la planta de lechuga grande, no se le puede comprar nada. Claro, porque vos comprás dos naranjas y es un kilo. No te rinde nada. ¿Quién guarda media naranja?

Qué cosa,

Sí, pero se ve que hay gente que le gusta las cosas grandes, está bien, están en su derecho, pero uno como consumidor va por lo mediano, ¿no? Lo chico, una naranjita te como una naranja. Elemental. Está muy complicado. El domingo, el sábado pasado, perdón, me sucedió una pequeña anécdota que muestra la malaria. Iba caminando por Avenida D'Mitre, por Avellaneda, y pasó por una carnicería que dice hoy cuenta DNI. Sí. Hoy cuenta DNI. Hoy hay descuento con cuenta DNI.

Eso es una aplicación, una billetera virtual del Banco Provincia.

Normalmente, cuando hay descuento con cuenta DNI hay cola. Sí. En la mayoría de las carnicerías de la provincia de Buenos Aires. Al menos donde hay cuenta DNI también hay en capital. Bueno, entonces miro para adentro y no ve a nadie. Digo, qué raro, son las doce del mediodía. Por ahí hay algún viviyo que siempre tiene el cartel cuenta DNI y no tiene cuenta DNI ese día de descuento. Suele pasar, que tiene en el cartel y lo sacan y alguno cae. Dice, este debe estar mintiendo. Y entonces entré en la aplicación y efectivamente había descuento. No había nadie. Ese es un símbolo de la malaria. Está bien que los valores también ya se quedaron un poco atrás porque diecisiete mil pesos de carne es poco. Si vos recuperás seis mil de esos diecisiete mil, necesitás dos teléfonos, esas dos personas para comprar treinta y cuatro mil, y se te vuelve inaccesible. Pero la foto de la malaria es que el día del gran descuento, porque de diecisiete mil que te devuelven seis mil es algo. Si vos tenés dos teléfonos, te devuelven doce mil, no vi a nadie. Y esa foto me sorprendió porque yo primero pensé que el tipo se había hecho el pícaro, y no.

¿Cómo se buscan precios? El otro día, yo soy muy ignorante, nunca salgo de compra, nunca voy, y me enteré en mi casa que el lomo, que no había en casa, que había un solo millón, y qué rico que está esto. Dice, me alegro muchísimo, decía mi esposa, porque el lomo, cuando pregunté, estaba a dieciocho mil pesos y me hizo una un dibujito con las manos chiquitito así. Puede ser dieciocho mil.

Es barato. Es barato.

Buen precio.

Sí, súper buen precio.

¿Ah, sí?

Sí, sí, claro. Sí. Boya de lomo te sale doce mil para hacer unas

milanesas. Entonces, el solomillo era más barato.

¿Y el solomillo de cerdo estamos hablando? Sí. Sí, claro.

Sí, obvio.

Pero son más chiquitos.

Pero es riquísimo con la salsita que lo había hecho. Yo estaba

feliz de

la vida, y le digo, comprá siempre estos

y además

es más barato.

Sí, señor. Miel y mostaza, le lo mechás con ajo, lo metés en el horno adentro de un aluminio con un poquito de aceite de oliva y ya está.

Qué bien stopelman, Qué cocinero,

Sí. No, no, a mí dame una carne y yo te la algo algo invento. No me des una pasta, no. A mí dame un wok chino o una carne, y yo con eso me me y algo para comer, ¿no? Porque el problema es qué ponerle a la comida.

Sí.

Está muy complicado. Muy, muy complicado.

Bueno, lo que no quiero que esté complicado es la venta de entradas para el fin de semana.

No, esperemos que no, el fin de semana, este viernes. Precedo a Campana. Sí, claro. El viernes en lo de Néstor estoy yo, haciendo esa inteligencia artificial, a las veintiuno, las entradas están por Passline, y el sábado está Guush con

Funes, con

Funes el memorioso, así que está todo listo para un súper fin de semana en lo de Néstor, que además es un lugar donde se puede comer, así como el bar de la radio. Adri, ¿verdad? Ahora que está

por decir los precios.

A ver.

No, no, los precios son muy parecidos a los del bar de la radio.

Claro. Ah.

Opus. Y el otro día era muy gracioso la función. No fue mi mejor función, pero porque yo estaba resfriado, medio congestionado, pero el show debe continuar, no se puede suspender una función. Y y veía lo que estaba comiendo la gente, porque esa es la diferencia entre un teatro y un bar, ¿no? En el bar vos ves lo que están comiendo delante tuyo. Y la verdad que me daban ganas de decirles, ¿puedo parar y sentarme? Me No, no, no, no.

Que tenían zorrentinos, les sale

Eran como una, no qué era así, vacío o qué, pero una porción. Que se decía, ¿se va a comer todo eso? Que me deje un cacho.

Son muy generosas las porciones, de verdad.

¿En serio? Sí, sí, acá en

la radio, por lo menos.

Bueno, lo de Néstor es igual, es la misma cooperativa. Pero quiero decir, desde el escenario, a veces, hasta se huele. A vos conservabas de traer un plato de canelones con el Tuco y el El Humbo, y es complicado

A ver,

las entradas para el viernes en Passline.

Passline, sí señor, y para Gustavo también por Passline.

Adri, y si, ¿qué pasa si alguien lleva una cajita simulando una caja fuerte, puede poner peso y hacés milagros ahí?

No, yo lo único que convierto es la crueldad en risas.

Llevamos muchas malas.

Esos en dólares no me ven más.

No, no, no, pero si todos los los pesares que llevamos los transformas en Rita, vamos a carcajada pura.

Sí, sí, a ver si un día vienen todos en masa. En serio se lo digo, no en masa no, en masa no. Vengan juntos.

Ni en ni en CIO tampoco.

En CIO tampoco. No, en masa no. Perdón, mil perdones. Fue un lapso.

Mildy. Pero

vénganse todos juntos. Hagamos una súper función de de compañeros.

Muy bien, qué bueno.

Bueno, hay que ir a a los bifes, a las risas. A ver,

¿me dijo? Bueno.

Topelman.

Gracias, Víctor. Hubo buen día oficialmente, pero Hola, compañeros. Es es rara la columna de hoy.

No, no,

no, no,

no, no, no, no, no,

no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no,

no, no, no,

no, no, no, no, no, no, no para decir que él es un copia de un plagiador. Tiene razón, ya lo había dicho otro antes. Sí, claro, que se copió. Claro. Sí, bueno, como sea. No tiene que ver con Nick, pero no podía no decir eso. Bueno, no, bueno, no te quedó, que Había que mencionar. Quedó ahí, eso. Miren las elecciones, todos prometen cambios. Hay gente que vive proponiéndonos hacer cambios profundos, y es raro porque en general los que te proponen cambiar son conservadores. Y los conservadores no cambian. Lo único que hacen normalmente es cambiarte la vida para peor a vos. Ya hemos probado otros cambios. Conocemos el cambio chico, el cambio dólares, el cambio blue, el cambiazo, el vuelto en caramelo, la cirugía sin anestesia, el orden de Marie Kondo, el plan canje, el esta vez es distinto, el mejor ministro de la historia, y todos terminan indefectiblemente en un cambio de hábitos y el club del trueque. Sí, sí, ya le dijo un pedo. De chico ya te están taladrando la cabeza con los cambios, que te cambio esta Figu por otra, te cambio mi muñeca por tus juguetes, te cambio a mis papis por tus tíos. Bueno. Sí. Siempre nos están proponiendo cambiar, y no es que uno no uno sea conservador, pero tampoco se puede estar cambiando todo el tiempo. Tal vez por eso muchos que proponen el cambio quieren cambiar para que nada cambie. Ejemplo, la Corte Suprema. La suprema ejecución de la voluntad de no cambiar nada para bien o sí, para el bien de las que la tienen atada. Hay gente que no cambia nunca y gente que cambia todo el tiempo. Los que no cambian nunca son conservadores, los que cambian todo el tiempo son arbolitos o trabajan en una cuadra. Viene así filosófico el de hoy. Hay que aceptar el cambio, pero no cualquier cambio, un cambio pindón gochuflito. Uno crece y cambia, y aprende cosas, como que no debe creerle a los que te dicen que son el cambio.

Ah, muy bien.

Va, hay mucha gente que les cree y cambia, y se joroba, y quedamos más jorobados que en Otre Dame. Después también están los que cambian su forma de pensar y cómo la cambian, porque otros los inducen o los inducen o los seducen con ofertas que no pueden rechazar. Y de un día para el otro cambian abrupta incomprensiblemente y se vuelven intolerantes o gobernadores dialoguistas, ¿no? Ojo que no necesariamente hablo de políticos y periodistas, hablo de la gente casada que también se vuelve intolerante. Hay gente que le gustan los cambios extremos, eso de tirar toda la miércoles, agarrar la motosierra, darle al parque, a los cuadros, a las paredes, de tirar abajo la puerta, prenderle fuego al departamento y después de hacerlo se dan cuenta que era el único depto que tenían y que encima no habían pagado la póliza del seguro, que es lo que le está pasando a mucha gente en este momento, ¿no? La promesa de cambio suena bien, suena gente joven cambiando, transformándose. El problema es que cuando que el que te propone el cambio ha cambiado de bando más veces que goleador de primera vez. Ya. O cuando el que lo propone te dice en la cara que te va a cambiar la figura de la figura difícil de Messi por tres billetes del extranjero, se hace difícil caerle. Como bien decía el personaje de Francela en El secreto de sus ojos, se puede cambiar del todo menos de pasión.

Por supuesto,

claro. De todo menos de camiseta, por eso hay gente que huele muy mal. Ah, bueno. Después están los que no cambian por nada la Avenida del Medio y se lo lleva puesto el metrobús. Y mucho, pero mucho cuidado con los que te venden palabras que suenan lindo, que suenan a cambio como flexibilización. Ah, no. Y no es que vas a poder ir al

gimnasio y sentirte

el hombre elástico, más bien vas a descubrir cuán poco flexible es tu cuerpo cuando recibe más de un palazo o desregulación, que significa que tu vida va a ser de regular para abajo. Lo terrible de cambiar por cambiar es que después uno se arrepiente y quiere volver a cambiar y el daño ya está hecho. Una vez que pintaste la pared de violeta te va a apostar combinar los colores y ni a volar de que vuelva a ser blanca. Vas a tener que picar, revocar y eso si tiene suerte encontrar un pintor que te lo arregle, en fin, que si llegó hasta acá y llegaron hasta acá sin cambiar el dial, es que entendieron todo lo que dije, y si no llegaron hasta acá, no sé para qué me molesta una verdad. Cambio y fuera.


#29191234   Modificada: 15/07/2025 11:40 Duración del audio: 13' 06"
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