16/07/2025 Clarín - Nota - Política - Pag. 8

Las dos cartas excluyentes que sostienen el sueño de Milei
Eduardo van der Kooy

El gobierno de Javier Milei celebró de nuevo el 1,6% de inflación en junio que comunicó el Indec. Le buena novedad tendría, sin embargo, un asterisco. La Universidad De Tella en su último trabajo, como viene registrando en el primer semestre, señala que la sociedad tendría una percepción menos optimista. Percibe que los números de ese instituto de estadísticas y censo no estarían en armonía, en la realidad, con lo que sienten los bolsillos. Quizás el problema no radique en la veracidad de aquel índice sino en un aspecto muy sensible para la gestión libertaria: los salarios siguen con rezago. El consumo masivo no rebota. Ese ajuste de los ingresos -más allá del repunte circunstancial que han tenido, insuficientes para compensar la caída del poder adquisitivo- representa una de tantas variables que ha permitido el control inflacionario. Otra tiene que ver con las jubilaciones. Resultan importante para el equilibrio fiscal que, según el Gobierno, no resistiría el aumento del 7% ($ 20 mil para los haberes mínimos) aprobado por Diputados y el Senado. Eso explica las negociaciones a destajo que lleva adelante el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, con los gobernadores aliados en la búsqueda de una meta: conseguir votos en Diputados -la Cámara alta es una causa perdida para los libertarios- para que pueda resguardarse el veto que piensa instrumentar el Presidente. La demora en formalizarlo tiene mucho que ver con las conversaciones en curso. Aún a costa de arriesgar capital político, con la recta hacia las elecciones legislativas ya trazadas, Milei sigue empeñado en defender la inflación como sea. Hay trabajos de opinión pública (ARESCO) que señalan algunas alarmas. Entre sus propios seguidores, un tercio no ve con buenos ojos el trato a los jubilados ni la resistencia a la emergencia por discapacidad. No se inmuta: recordando siempre el tiempo de Carlos Menem, en quien supo referenciarse algunas veces, apunta que la baja de la inflación le permitió estar una década en el poder. Incluso ganar la reelección, en 1995, con un 18% de desempleo. ¿Estará mirándose el líder libertario en ese espejo? En este primer examen en las urnas el Presidente piensa salir airoso jugando aquella carta. No hay garantías de que sirva rotundamente en septiembre en Buenos Aires. Se trata de elecciones locales, desdobladas donde inciden otras cosas. El peso de la política territorial. Las intendencias, en especial las del Conurbano. En ese plano el peronismo podría sacar a lo mejor una luz de ventaja. Aunque habría que observarlo bien. ¿Si fuera así, por qué razón vuelve la idea de las candidaturas testimoniales de los jefes comunales? ¿No alcanzaría con los candidatos? La misma interpelación podría hacerse en el mundo de la alianza entre La Libertad Avanza y el PRO. También cavilan sobre figuras taquilleras para acompañar a postulantes que podrían ser menos atractivos que los de su rival. Como Diego Santilli, preferiría figurar tercero en la lista de octubre que a la cabeza de la Primera Sección Electoral en septiembre (el Norte) se accionó un mecanismo de persuasión que se focaliza en tres dirigentes. Diego Valenzuela, jefe comunal de Tres de Febrero; Guillermo Montenegro, intendente de Mar del Plata, y Soledad Martínez, de Vicente López. La discípula de Jorge Macri, el jefe porteño. Milei posee otra carta para octubre que corre el riesgo de perder su valor. Era un ancho de basto. Se redujo a un siete de oro. Hablamos de la fragmentación opositora. Allí existió un panorama hasta el 10 de junio. Ese día el fallo de la Corte Suprema que avaló la condena por corrupción de seis años a Cristina Fernández y permitió su arresto domiciliario alteró las previsiones. El kirchnerismo en Buenos Aires, la única fortaleza que le queda, estaba en las puertas de una eclosión. La detención de la expresidenta devolvió su centralidad y, sobre todo, nutrió a un relato que estaba anémico. Volvió la idea de una presunta persecución, tan cara a la memoria peronista. De la líder encarcelada (en su domicilio de la calle San José 1111), y de una épica extraviada en los últimos años que nunca había sido maquillada. El kirchnerismo no pudo explicar todavía sus últimos cuatro años de poder. Tampoco puede hablar de cosas básicas que tienen relación con el bienestar de la gente. Por caso, la inflación. Ha pasado un año y medio del gobierno de Milei y nadie en el kirchnerismo insinuó siquiera algún método alternativo al que, con no poco sufrimiento, se aplica para contener el alza de los precios. Para colmo parece encallado en la idea de defender de modo irrestricto el papel del Estado. Axel Kicillof, el gobernador de Buenos Aires, lleva ahora la voz cantante en ese tema. Incluso con mayor intensidad que Cristina. Fueron tantos los abusos estatales de largo ciclo K que posibilitan que Milei impulse ahora el péndulo hasta el otro extremo. Ciertas novedades tampoco ayudan a la oposición. El conflicto por la estatización de YPF, que se concentra en la figura de Kicillof, volvió a la primera línea con un alivio para el Gobierno: la Cámara de Apelaciones de Nueva York, a pedido de la Argentina, dispuso la suspensión preventiva de orden de entrega del 51% de las acciones de YPF que había dictaminado la jueza Loretta Preska en primera instancia. Alrededor de US$ 16 mil millones derivados del juicio de un fondo de inversión (buitres) que adujo mala praxis en aquella estatización. El episodio Cristina tuvo otra derivación. La épica que recuperó el relato K estimuló la obligación de unidad, bien precaria, que sellaron Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa. Rige para los comicios de septiembre y octubre. Falta el contenido: los candidatos y el orden que tendrán en las distintas listas. El kirchnerismo supone que el primer turno podría ser decisivo para el recorrido hasta octubre. Una victoria de ellos dejaría incómodo a los libertarios. Suman una conjetura: cierta volatilidad en los mercados y demanda de dólares (su cotización viene desde hace días tendencia alcista) que obligó a Santiago Bausilli, jefe del Banco Central, a un retoque de las tasas de interés. Ese cuadro de situación estaría chocando con algunos números todavía prematuros, aunque no para desechar. Una encuesta de la consultora Managment & Fit de las últimas horas delineó un pronóstico. De cara a septiembre la fusión libertaria-macrista cosecharía en Buenos Aires el 41,2% contra el 33,9% del kirchnerismo. En el orden nacional (octubre) el 45,3% lo haría por un candidato opositor a Milei; el 45,3% lo haría por un oficialista. En esa misma medición el desinterés por la participación viene subiendo desde abril: del 24% al 30,8 de mayo. Por debajo de lo que indica la consultora ARESCO en su último informe: del 43% de inasistencia registrada en mayo al 38% de junio. Dato decisivo para el momento en que los resultados electorales deban ser sometidos al análisis.

Menciones: Javier Milei, Indec, Universidad De Tella, Guillermo Francos, Diego Santilli, Diego Valenzuela, Guillermo Montenegro, Soledad Martínez, Jorge Macri, Cristina Fernández, Axel Kicillof, Sergio Massa, Santiago Bausilli, ARESCO, Managment & Fit, c2028op


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